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lunes, 4 de mayo de 2015

MONTE PERDIDO EL DESENLACE

Podríamos remitirnos a la entrada anterior para describir lo que fueron 24horas en el parque nacional de Ordesa ya que los acontecimientos tuvieron lugar de manera casi igual  a lo planificado.

No madrugamos para salir de El Boalo y partíamos  de La Pradera a las 16.30. Como en Sierra Nevava había que correr para llegar a tiempo a la cena. Se ve que en la alta montaña somos más noreuropeos que en ninguna  otra parte y los horarios son más escandinavos  que españoles.

La ruta larga pero maravilosa   de uno de los rincones más hermosos del pirineo hacen de este transitar una sinfonía de sensaciones fantásticas para la vista y el alma, bosques de colores, grandes precipicios, caídas de agua espectaculares y ,por si fuera poco,  algo de diversión en forma de ferrata en La Cola de Caballo que ponen a 100 nuestra concentración y acortan el camino.




Llegada en apenas 3 horas que nos obliga a esperar cola y a desgustar la espléndida cena en horas más habituales. Algo de lectura, conversación y a dormir. 
Unas 50 personas se agolpan en los pasillos y literas como cuando sonaba la corneta en la mili. Mucho ruído y pocas nueces a la hora de correr  pues una vez hemos dejado que todo el mundo se relaje , le decimos adiós a las viejas literas de Goriz , apenas probamos bocado y tomamos la salida a las 7.00 sin nadie por delante, con un cielo que "parece abrirse",  algo que parece darle la razón a las webs de meteorología que vaticinan mañana entre nubes y claros con lo que nos conformaríamos sin duda para enloquecer en la cumbre. Pero no, una vez más los aguafiestas de la web oficial del estado tienen razón, su previsión es la más fina y enseguida el cielo se encapota no sin antes gozar de una excelente vista del cañón de Ordesa antes de desaparecer para siempre. 

 Nos gusta la soledad en la montaña, compartir este espacio sin más sonido que la del amigo de fatigas pero tenemos que abrir huella en los neveros que van apareciendo. No siendo un esfuerzo excesivo desgasta como se desgastan los ciclistas que tiran de un pelotón. Hacemos alguna parada disimuladamente larga a la espera que el grupo de 8 que nos persigue llegue a nuestra altura y comparta sudores. En otra parada ya cerca de la laguna helada no pueden escaquearse más y unimos nuestras fuerzas hacia el cielo. 
Ya en el lago calzamos crampones y piolets y otra vez afrontamos en cabeza la temible Escupidera, más temible por lo psicológico, porque sabemos que muchos montañeros se han dejado la vida en este cementerio, que por la dificultad en sí. Perdemos la esperanza que el cielo se abra, gritamos a Maldonado que pinte un sol pequeñito en su mapa mundi de montañas  pero la realidad es que las condiciones vuelven a ser difíciles. 
Intercalamos zonas de nieve blanda con otras de hielo duro y caótico,con un viento infernal alcanzamos la cumbre de esa montaña tantos años buscada, tantos perdida y por otros muchos deseada  y la que reservó la gloria de su primera visita a un tal Heredia haya por el siglo XIX cuando se abrieron y conquistaron casi todos los gigantes pirenáicos.

Y esta vez si, gracias a las cámaras como dios manda, esas que no se congelan ni dejan de tener batería hemos podido plasmar, a pesar de las dificultades y la humedad, las cosas tal y como ocurrieron el mismo día que un puñado de locos madrileños peleaban por la libertad. 

3 comentarios:

Unknown dijo...

Que pena no poder acompañaros. A mi los días así no me disgustan demasiado.
Una cumbre más que os apuntáis.
Enhorabuena.
Hay algunas fotos estupendas.

Manu dijo...

Manu dijo...

Muy buen la crónica Miki, enhorabuena.

Carlos Martinez dijo...

Cronicaza, que forma de contar las cosas. Muy guapa